Romero

(Rosemarinus officinalis)

El aceite esencial de romero es una de las esencias más estimulantes y revitalizantes del reino vegetal. Su energía es clara, directa y movilizadora. Actúa como impulsor vital, ayudándonos a salir de estados de estancamiento físico, mental o emocional, y devolviéndonos la fuerza para actuar, decidir y avanzar.

Desde el enfoque energético, el romero trabaja en el chakra frontal (Ajna) —asociado a la visión, la claridad mental y la intuición—, y también en el chakra solar y dorsal, es decir, el plexo solar tanto en su faz anterior como posterior. Esto le permite intervenir en la relación entre pensamiento, emoción y acción, fortaleciendo el eje de identidad, voluntad y dirección.

Su presencia energética aclara el panorama existencial, despejando la confusión, la niebla mental y el pensamiento circular. Nos ayuda a reorganizar nuestras ideas, a tomar decisiones con mayor objetividad y a encontrar sentido incluso en medio del caos.

A nivel emocional, revitaliza la capacidad de acción y de respuesta, promoviendo una actitud más activa y participativa frente a la vida. Es un gran aliado para reeducar la autoconfianza, permitiéndonos reconectar con nuestra fuerza interior y nuestras capacidades personales.

El romero es especialmente útil para tratar depresiones, estados de desgano, desvitalización general, fatiga mental, baja autoestima y una visión pesimista de la vida. Su aroma fresco y penetrante disipa la niebla de la mente, mejorando la concentración, el foco y la atención sostenida. A su vez, estimula una actitud más optimista y proactiva, ayudándonos a recuperar el deseo de volver a la vida y de involucrarnos nuevamente con el mundo.

Además, fortalece la autoestima, impulsa la toma de decisiones claras y eficientes, y aporta energía en momentos de duda o agotamiento profundo. No solo levanta el ánimo, sino que también reconecta con el propósito, con el impulso de ser y hacer.

En síntesis, el aceite esencial de romero es luz y dirección cuando todo parece confuso, es fuego que moviliza sin quemar, y es tierra firme donde volver a pararse para seguir adelante.

El romero está regido por el planeta Mercurio, símbolo del pensamiento ágil, la comunicación clara y la capacidad de adaptación. Mercurio favorece el intercambio, la inteligencia práctica y la conexión entre mente y cuerpo. A su vez, el elemento que trabaja es el Aire, lo que refuerza su capacidad para mover la energía estancada, ventilar emociones densas, y traer ligereza, perspectiva y movilidad interna.

En síntesis, el aceite esencial de romero es luz y dirección cuando todo parece confuso, es viento que despeja el cielo interior, es impulso mental que se convierte en acción, y es fuerza sutil que renueva la claridad y la voluntad.