Palo Santo
$20.000,00
Bulsenia Sarmientoi
La estructura que permite el movimiento
El aceite esencial de Palo Santo es una medicina del alma que trae consigo la sabiduría de la estructura viva. No se trata de rigidez, sino de ese esqueleto interno, emocional y espiritual, que da sostén real para poder moverse, para crecer sin quebrarse. Su aroma profundo, terroso, viene de lo ancestral, de lo que no se olvida, y su energía trabaja como madre y padre integrados: la contención amorosa que cobija y el permiso firme que impulsa. Cuando lo usamos, el Palo Santo nos envuelve en un abrazo cálido que nos recuerda que no estamos solos, que hay algo invisible que nos sostiene cuando nos falta fuerza. Es ideal en momentos donde la vida nos pide cambio, pero el cuerpo y el alma todavía tiemblan. Sirve para los dolores del crecimiento, tanto los físicos como los emocionales, cuando estamos rehaciendo nuestras bases, cuando nos animamos a cambiar los huesos simbólicos que ya no nos representan.
El Palo Santo trabaja la autoridad propia, esa sensación interna de estar en eje, de poder decir “esto sí lo elijo, esto ya no”. Nos invita a preguntarnos con qué derecho caminamos el mundo, qué permisos nos damos para avanzar, hacia dónde realmente queremos ir. Su energía es lenta, sabia, no apura: sabe que las verdaderas raíces no se clavan a las corridas. Es un aliado cuando emprendemos nuevos comienzos, cuando nos sentimos paralizados emocionalmente, cuando el cuerpo duele porque no encuentra una forma de sostener lo nuevo. Este aceite recuerda al alma que está lista para crecer y que tiene derecho a ocupar un lugar en el mundo.
Aplicado a los pies o inhalado en momentos de fatiga, nos devuelve la voluntad de caminar. En contracturas o dolores articulares, nos enseña que detrás de cada rigidez hay una historia que pide ser reescrita desde el cuerpo. El Palo Santo no sólo cura: reestructura. Reconecta con lo inmortal, con esa parte profunda de nuestro ser que sabe que todo pasa y que todo puede ser transformado. Es un maestro suave pero firme, que susurra al oído: “El mundo es tuyo. Tus piernas se yerguen para llevarte donde quieras. No estás solo. El mundo te espera.”